Tiamat
Según la
mitología babilónica existía un caos primigenio representado en una masa acuosa
en la cual coexistían dos géneros: por un lado estaba el agua salada,
representado por Tiamat (mujer) y por el otro el agua dulce, representado por
Apsu. En este principio ex
nihilo no existen aun los
dioses, ni el universo y ni los seres humanos, el poema empieza:
“Cuando arriba
los cielos no habían sido nombrados
(y) la tierra
firme abajo no había sido llamada con nombre;
[…] cuando
cualesquiera de los dioses no habían sido traídos al ser
ni
llamados con nombre, no destinados sus destinos […]”
A la muerte de Apsu,
los dioses Ea y su esposa Damkina procrean a Marduk, a pesar de ello los
dioses entran en una etapa de enfrentamientos, el miedo que infundio Tiamat al
formar un ejército de seres infernales. Los dioses no querían enfrentarla, ante
la negativa de los demás dioses Anshar propone a Marduk para que le hiciera
frente a la diosa Tiamat; el dios Sol acepto, bajo la condición de que si
derrotaba a Tiamat los demás dioses lo reconocieran como el supremo dios.
En la lucha entre
Tiamat y Marduk, este último invita a no resistirse a la lucha inevitable entre
ellos, acusa a Tiamat de haber corrompido la casa de los dioses porque tomo un
nuevo esposo, Kingu, de manera ilegal y además le dio poderes supremos que no
debía. Ante las acusaciones de Marduk, Tiamat se abalanzo sobre él, mientras el
dios repetía:
“[…] acércate;
tú y yo nos encontraremos en combate singular
[…] El
soltó la flecha, esta desgarro su vientre,
corto a
través de sus entrañas, hendiendo el corazón.
Habiéndola
subyugado así, extinguió su vida.”
La muerte de
Tiamat a manos de Marduk, hace posible la creación del mundo y más tarde la del
hombre. Luego de haberle dado muerte, Marduk inicia la creación del mundo a
partir del cuerpo de Tiamat. Parte el cuerpo en dos, una de las mitades lo ubica
en el cielo, dando origen a los astros y estrellas, reserva estos lugares como
ambiente para la vivienda de los dioses. Dividió el cielo en Enlil y Ea,
determina la salida y ocultamiento de la luna y el sol. De la otra mitad de
Tiamat crea la tierra. La narración continúa con la organización del gobierno
del mundo y elige a Babilonia como primera ciudad que debe ser edificada.
“entretejeré
sangre (y) ensamblare huesos.
Suscitaré un
ser humano, Hombre será su nombre.
En verdad,
construiré al ser humano (denominado) Hombre.
Estará
encargado del servicio de los dioses; […]”
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